Propiedades y beneficios medicinales del diente de león

¿Quién no conoce el diente de león, ya sea porque es considerado una mala hierba o por qué la hemos arrancado de su hábitat para soplar sus esporas? Pues esta planta cumple funciones mucho más importantes en el organismo humano, con este artículo puede que lo pienses dos veces antes de sacar a esta hierba floral de tu pasto o incluso antes de pedir un deseo.

El diente de león está considerado como una de las cinco verduras más nutritivas de la tierra. No por algo ha sido utilizado incluso como alimento de supervivencia en las regiones polares. Esta planta contiene una larga lista de minerales y vitaminas que necesita tu cuerpo, en especial, si deseas llevar una dieta sana, que te brinde salud y energía.

En la gran mayoría de casos, incluso, esta planta se ha aprovechado como alimento, siendo consumibles sus hojas y sus flores, pero hemos olvidado la raíz, en donde se encuentra su mayor beneficio, ya que posee características diuréticas, aperitivas, laxantes y depurativas.

Propiedades del diente de león

Rico en fitonutrientes

Si bien los fitonutrientes carecen de valor nutricional, debes conocer que los fitonutrientes son compuestos producidos por las plantas para su propia protección, por lo que no es sorpréndete que esas propiedades también se propaguen en el ser humano al ser consumidas a través de frutas, verduras o hierbas.

De esta manera, el sabor amargo de las hojas del diente de león nos indica que es rico en fitonutrientes que son muy beneficiosos para nuestro hígado, ya que nos ayudan a eliminar toxinas.

Contiene importantes sales minerales

Al crecer en suelos ricos, el diente de león contiene elementos básicos para la salud como son el potasio, el magnesio calcio y sodio. El fuerte índice salidiurético se puede explicar por la riqueza en potasio del diente de león (4,25% por el método de fotometría de llama), que es 3 veces superior al hallado en otras drogas vegetales diuréticas. Esta tasa elevada de mineral en la planta asegura un aporte constante y compensa las pérdidas urinarias. En el caso del sodio, la droga aporta una cantidad permisible de este elemento en comparación con su eliminación urinaria.

Destaca especialmente su contenido en calcio. Este mineral, además de su reconocido valor para el desarrollo de los huesos y la prevención de la osteoporosis, tiene gran importancia en la prevención de enfermedades circulatorias como la formación de trombos en las arterias o la hipertensión. Aunque hay que precisar que no todo este calcio se absorbe bien pues, tanto las espinacas como el diente de león, son muy ricos en oxalatos que inhiben parte de la absorción de este mineral. Aun así se pueden considerar como buenas fuentes de calcio.

Esta verdura es, además, una buena fuente de cobre. Este mineral interviene también en la formación de los huesos y en el buen estado de los nervios y de las defensas. Junto con el hierro tiene un papel fundamental en el mantenimiento de los glóbulos rojos y la buena salud de nuestras arterias.

Lleno de vitaminas

El diente de león contiene niveles sustanciales de importantes vitaminas para el ser humano que se encuentren principalmente contenidas en sus hojas y en la raíz. Tales son, la vitamina “A”, la cual posee en cantidad en forma de betacarotenos, incluso más que la zanahoria, 100 gramos de hojas contienen alrededor de 14 mil unidades de vitamina A. Es esta vitamina la que fortalece las membranas mucosas y previene las infecciones.

La vitamina “B”, que contiene esta planta medicinal es dos veces más abundante que en las espinacas y se encarga de reforzar el sistema nervioso y previene la acumulación de grasa en el hígado; la vitamina “C”, necesaria para la producción de colágeno, además de que mejora la función inmunológica y la vitamina “B12”. Además, contiene hasta 535% de la cantidad diaria necesaria de vitamina K

Beneficios del diente de león

Funciona como anticancerígeno

El diente de león se ha utilizado tradicionalmente como cataplasma para reducir los tumores. En la medicina tradicional china se empleaba para tratar el cáncer de mama. Asimismo, se ha descubierto en la actualidad que podría tener un potente efecto anticancerígeno que podría ser hasta 100 veces más potente que la quimioterapia.

El té de diente de león actúa sobre las células cancerosas de tal modo que algunas se pueden llegar a desintegrar hasta en un tiempo de 48 horas. Los científicos que han investigado la planta han descubierto que la raíz puede  funcionar “mejor” que la quimioterapia a la hora de tratar el cáncer, ya que mata solo las células cancerígenas, evitando el daño de las células sanas como sí suele hacerlo la quimioterapia.

Previene la anemia

Debido a su alto contenido de hierro se utiliza en todas las curas relativas a  enfermedades sanguíneas y, en especial, como un suplemento útil para aquellos que sufren de anemia, problema muy común en las embarazadas.

Siendo la especie vegetal que contiene en sus hojas más cantidad de hierro, se comprende como puede ser utilizada para aumentar los niveles de este mineral en el cuerpo, previniendo la aparición de la anemia o ayudando al organismo a recuperarse de esta enfermedad. La Infusión de una cucharada de planta seca por taza de agua debe ser ingerida 3 veces para prevenir la anemia.

Cura de trastornos digestivos

Las propiedades colagogas de la raíz del diente de león hacen que la vesícula biliar se contraiga, liberando del hígado la bilis almacenada. El diente de león estimula la secreción de los órganos de la digestión, por lo que, precisamente, se utiliza en casos de trastornos digestivos en general (estreñimiento o hígado perezoso), y en hipoacidez gástrica. Estimula las etapas iniciales de la digestión entre ellas el aumento de saliva y la actividad de los jugos gástricos. Científicamente se ha demostrado que el diente de león es capaz de aumentar de entre 2 a 4 veces la secreción de la bilis. Y es por ésto por lo que es recomendada para, por ejemplo, estimular aquellos hígados que sean “perezosos“. También son importantes sus beneficios en lo que se refiere a su acción sobre los cálculos renales.

Importante diurético

Se ha encontrado que las hojas de diente de león producen un efecto diurético ligero, 6 que ha llevado a su uso propuesto para la gente que sufre de ligera retención de líquidos, tal como podría ocurrir en el PMS. El poder diurético con el que cuenta el diente de león hace que esta planta sea un depurador de toxinas y en ocasiones, muchas terapias la recomiendan para que limpie el hígado y para que el organismo haga sus secreciones correctamente. Resulta ideal para las personas que quieran realizar dieta para adelgazar o aquellas personas que presenten problemas de obesidad, además de ser muy conveniente para las que tengan problemas de retención de líquidos. Resulta muy conveniente mezclar esta planta con un conjunto de plantas con propiedades depurativas similares, como el apio, la cebolla o la zanahoria u otros alimentos naturales. También se pueden cocer todas ellas en forma de caldo, que contiene muchas vitaminas y de gran valor depurativo. No obstante, no se ha reportado ningún estudio doble ciego y controlado por placebo sobre la efectividad del diente de león para este propósito.

Cuida la piel

No menos importante resulta esta vitamina para la conservación de la piel, previniendo la aparición de numerosas anomalías como eccema, acné, psoriasis, piel seca, herpes, cortes, heridas, quemaduras, etc.

Descripción

El diente de león es una planta pequeña silvestre, de unos 10 a 50 cm de altura, que crece en los prados, huertos, y campos.  Florece durante casi todo el año, y sus hojas salen incluso en invierno. A menudo es considerado una mala hierba o maleza, ya que crece de forma salvaje y persistente en bosques, prados, pastizales, jardines, veredas, alrededor de  caminos, barbechos. Esta planta perenne de tallo profundo, perfumado y muy grueso, se enclava en la tierra a través de la cual pueden llegar a brotar sus hojas. La raíz además es pivotante y cuando se corta el pedúnculo floral, las hojas o la raíz sale un jugo lechoso llamado “látex”.

Las hojas dentadas son intensamente verdes, de bordes recortados. Es considerada dicotiledónea, es decir, una planta una planta que produce dos hojas a partir de la germinación de su simiente. Los dientes de las hojas por lo general tienen hacia abajo y las hojas crecen sobre un rosetón que actúa como base. Asimismo, presentan sus hojas una ranura natural que sirve para conducir el agua a la raíz de la planta.

Sus flores son muy atractivas por su color amarillo, surgen del centro de la planta con muchísimos pétalos, y son muy pequeños formando cabezuelas, las que al terminar la fluoración, se convierten en unas esferitas blancas y plumosas, las cuales se desprenden con mucha facilidad al soplarlas. Las semillas forman el famoso panadero con lo cual las diminutas semillas se diseminan por toda la huerta y jardín. Cuando cada semilla se sopla a través del aire, con el tiempo llegan a las tierras en algún lugar, donde probablemente se formará una planta de diente de león nueva. Este es el proceso con el que los dientes de león procrean; si sus flores no se vuelven semillas, y la brisa no las sopla a través de nuevos lugares, es posible que no sobrevivan.

En el mundo existen alrededor de 150 especies útiles relacionadas con el diente de león. Para identificar un pariente cercano de este, debe recordar que estas hierbas crecen con un tallo sin ramas a partir de una corona de hojas, aunque eso no quiere decir que todas las plantas que tengan un tallo liso sean dientes de león.

Nombres comunes

En todo el mundo, el diente de león es denominado de diferentes maneras dependiendo de la zona en la que se encuentre, teniendo un significado histórico y cultural. Así, por ejemplo en la lengua española es conocida como Chicoria, achicoria, amargón, miski Pili, corona de fraile, panadero, pelosilla, cardeña, argón, áster, achicoria amarilla, lechuguilla de viejo, chinita de campo, flor de macho, entre otras.

En el idioma inglés se le conoce como dandelion. En italiano su nombre es dente di leone. En Japón es comúnmente llamado como hokoei. Mientras que los franceses le dicen pissenlit.

Nombre Científico

El nombre científico del diente de león es Taraxacum officinale. El nombre genérico Taraxacum, deriva del árabe y quiere decir “hierba amarga”. Es posible que haya evolucionado del griego taraxos, término que utilizaron los médicos árabes de la Alta Edad Media para referirse a un “desorden” y akos, que significa “remedio”. Otra hipótesis es que derivó del griego toraxia, que significa “padecimiento ocular” y akeomai, “curar”, cuando el diente de león era usado tradicionalmente como remedio para los ojos. El nombre de la especie, officinale, nos hace referencia a que esta planta era utilizada en la antigüedad como una “medicina oficial”, es decir que era llamada “la planta de los farmacéuticos de Roma”.

Historia

Aunque se considera originario de Grecia, la primera mención del diente de león como una planta medicinal es posiblemente atribuida a las obras de los médicos árabes de los siglos X y XI. Justamente en la lengua árabe el nombre de esta planta es llamada como “serral-al-himar”, lo que se traduce como cerraja de asno, una denominación muy conocida en algunos lugares.

En los medicamentos de Gales (Grecia) del siglo XIII, también se podía encontrar alusión a la planta. Mientras que en la Inglaterra de la época Victoriana se preparaba el denominado vino dandelion a partir de las cabezuelas florales frescas contundidas, maceradas en agua con azúcar, levadura de cerveza, pasas de uva, zumo y pulpas de limón y naranja.

En el siglo XVI, Pier Andrea Mattioli, un médico italiano escribió en su libro Commentarii in Sex Libros Pedacii Dioscoridis: “Los magos dicen que si una persona se frota a sí mismo con un diente de león será bienvenido en todas partes y obtendrá lo que desee”.

No obstante, se dice que el nombre se debe al médico y botánico Leonhart Duch, que en el siglo XVI recomendaba la “Taraxacum officinale” a sus pacientes como astringente, antidiarreico, para dolor estomacal y para favorecer la menstruación, tomando como medida una pieza a la que llamaba diente. La gente que se autorecetaba o recomendaba exponía que se tomara “N” dientes de la planta del doctor Leonhart, lo que con el tiempo quedó con el nombre de diente de León.

Origen

Según diversos autores el diente de león es originario de Grecia y de las regiones mediterráneas de Asia Menor y Europa. Es un miembro que está siempre presente en la familia de familia de las asteráceas, que es uno de los grupos más grandes de plantas florales entre las que se pueden encontrar a las margaritas, los girasoles y las caléndulas, así como las lechugas y las endivias. A pesar de ser una planta de tierras mediterráneas, muchos son los estudios que aseguran que hay ejemplares de la especie en muchos otros territorios. ¿Y a qué se debe esto?, la razón se encuentra en los cambios del clima, los cuales se han modificado bastante y esto es lo que ha provocado que la planta busque otros territorios hacia los que expandirse.

Investigaciones científicas

El escritor y botánico Christopher Hobbs, relata que durante un estudio realizado en Italia en 1938, a 12 personas que padecían síntomas de una disfunción en el hígado, se les inyectó 5 milímetros de extracto de diente de león durante 20 días. De estas 12 personas, 11 tuvieron una bajada significativa del nivel de colesterol y todas ellas se sintieron mejor.

Faber, autor de una obra de referencia sobre esta planta, afirmó que las pruebas clínicas realizadas en China a mediados del siglo XIX, demostraron que era efectivo contra la bronquitis, la neumonía, las anginas y otros problemas respiratorios. Hay un estudio de 1974 realizado por Elizabeth Racz-Kotilla, Gabriel Racz y A. Solomon en el que se suministró a ratas y a ratones 50 mililitros de infusión de diente de león durante todo un mes. Los animales perdieron el 30% de su peso original debido a la función diurética, al suave efecto laxante y al fortalecimiento de la función del hígado.

Luego, cabe señalar que de acuerdo con un estudio de 1979 llevado a cabo por K.K. Kotobuki Seiyaku, este indicó que cuando los polisacáridos y los extractos acuosos del diente de león se administran a los animales, éstos desarrollan una actividad antitumoral.

En la actualidad, una investigación llevada a cabo por el Departamento de Química y Bioquímica de la Universidad de Windsor (Canadá), se encontró que la raíz del diente de león puede acabar con eficacia con las células afectadas por el cáncer sin efectos nocivos sobre las células sanas del organismo. Este estudio es un gran hallazgo para la medicina pues, de acuerdo con los resultados, el té de raíz de diente de león actúa sobre las células afectadas haciendo que se desintegren en 48 horas, tiempo en el que no se verán afectadas las células sanas del cuerpo. Se concluyó que el tratamiento continuo con raíz de diente de león puede llegar a destruir gran parte de las células cancerígenas de los pacientes afectados, aumentando la esperanza de quienes luchan contra esta enfermedad.

Preparación del diente de león

A la hora de utilizar esta planta para evitar algunas dolencias comunes, podemos emplear el diente de león, bien en infusión o bien por decocción. Por ejemplo, para calmar la inflamación y hacer que el cuerpo sea más resistente a las alergias, realizaremos una decocción mezclando una porción de raíz de diente de león, otra de raíz de malvavisco y media de regaliz.

Si lo que queremos es metabolizar las grasas, mejorar la eliminación de residuos y luchar contra la celulitis, podemos tomar hojas de diente de león y hojas de ortiga en infusión.

La decocción de la raíz de diente de león es útil para la limpieza del hígado, el fortalecimiento de los nervios, la mejora del estado de ánimo, la descongestión de fosas nasales y pulmones, prevenir gases y calmar el dolor de estómago.

Un método muy eficaz para tener un cutis radiante, es utilizar el diente de león en vapores faciales. Con medio litro de agua y cucharaditas de hojas secas de diente de león, se pone el agua a hervir y añades las hojas de diente de león. Las remueves y colocas la cacerola en un lugar seguro. Colocas tu rostro a una distancia de 25 cm del agua y te tapas con una manta, de manera que tu rostro absorba el vapor, durante cinco minutos. Finalmente te enjuagas con agua y secas con palmaditas en el rostro.

Otro modo de emplear el diente de león, es mediante un baño de hierbas. Se puede agregar diente de león para curar los eccemas, así como la piel reseca y grasienta. Siendo útil también para aquellos que quieran perder peso. Para ello, debemos tener medio litro de agua y dos cucharaditas de hierbas secas de diente de león. Primero debes hervir el agua y luego agregar el diente de león, y dejar remojarlo por 30 minutos. Luego se cuela la infusión, cabe señalar que la hierba puede ser utilizada como abono, y viertes el té en la bañera, ¡y listo!

Precauciones

El diente de león es preferible no administrarlo a niños menores de 2 años. En niños mayores y ancianos de más de 65 años, es mejor empezar con una preparación ligera e incrementar la dosis si fuera necesario. Puede potenciar la acción de otros diuréticos.

Asimismo, aunque en el caso del  diente de león no se conocen problemas, es aconsejable que las embarazadas y lactantes no tomaran diuréticos de diente de león, siempre que no se excedan las dosis mencionadas, ya que podría haber algunos riesgos cuando se combine con diuréticos farmacéuticos o medicamentos que reduzcan los niveles de azúcar en la sangre.

Se aconseja tomarlo sin que las células hepáticas estén dañadas, basado en el efecto de la raíz del diente de león sobre la secreción de bilis, la Comisión E de Alemania ha recomendado que no sea usada en absoluto por los individuos con obstrucción de los ductos de la bilis u otras enfermedades de la vesícula biliar y sólo bajo supervisión médica para los que tienen cálculos biliares. Y debe ser administrado junto a digitálicos, ya que les potencia el efecto de pérdida de potasio que produce. De la misma manera el látex de la planta fresca puede producir dermatitis de contacto. El uso interno, debido a su contenido de sustancias amargas, puede causar molestias gástricas, con hiperacidez. Las personas con alergias conocidas a las plantas relacionadas, tales como la manzanilla y el alcanfor, deben usar el diente de león con precaución.

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